La felicidad de una niña



Ayer, 9 de septiembre, me llama mi madre al Sanatorio donde trabajo diciéndome que mi hermana estaba muy mal ya que habia llevado a vacunar a Toby, un canichito toy negro, el perrito que le regalaron a Sofía (su hijita de 6 años y mi ahijada) y el cachorrito de solo 48 días se descompuso. Yo le dije: -Mamá, que vacuna le dieron? ... La primera dosis de parvovirus (me respondió). Como soy criador sé que las vacunas que se aplican son los mismos genes virales atenuados de tal modo que el organismo del vacunado crea defensas contra ese tipo de enfermedad (algo que en algunas ocasiones puede fallar). Sabiendo esto por la tarde me crucé enfrente donde estaba internado Toby y por más que no era horario de visita, el veterinario me explicó con lujo de detalles lo que yo me temía. Es cuestión de tiempo me dijo, el cachorrito quiere vivir y lo estamos compensando.
Hoy por la mañana me llama mi mamá nuevamente diciéndome que la llamaron del centro veterinario para decirle que el cachorrito había muerto. Sin dar explicación en mi oficina, salí corriendo porque estaba por llegar mi hermana a visitarlo (ella no sabía nada) pero cuando entro veo a mi hermana empapada en lágrimas mientras le entregaban a Toby envuelto en una toallita blanca. Ella lo destapó, lo acarició y entre lágrimas me dijo: - Que le digo a Sofi ahora? ella quería venir a verlo por la tarde porque lo extraña y lo quiere tener de nuevo en casa... me podés decir que le digo a Sofi ? Sin darme cuenta, en ese momento se me empezaron a caer las lágrimas a mi tambien. No quería imaginarme como se le puede decir a una chiquilla de 6 años que su cachorrito había muerto. Sin respirar y con un tremendo nudo en la garganta le dije: - Ya mismo comprale un canichito toy negro, si querés te ayudo a encontrar uno. Pero no se trata de cambiar uno por otro me dijo. Entonces le respondí con la misma pregunta que me hizo: ... Cómo le decis a Sofi que Toby ya no va jugar más con ella? Acordate que nosotros ya estamos acostumbrados a golpes como éste pero ella no. No le costó mucho evaluar y hacerse una perspectiva de la situación mientras lloraba y abrazaba al cachorrito muerto.
Hoy por la tarde regresó Toby a su casa para estar nuevamente en brazos de su dueña. Hoy mi hermana no tiene consuelo por haber llevado a vacunar a Toby. La culpa y sus lágrimas no se la quita nadie.
“Hoy Toby duerme en lo profundo del jardín de la casa de mi hermana, mientras al mismo tiempo Toby juega en los brazos de una chiquilla felíz.” Y esa felicidad a Sofi tampoco se la quita nadie !!!
Yo sigo con un nudo en la garganta...