Así comenzó todo...





Nací en Avellaneda el 10 de Agosto de 1959. Viví en Quilmes centro hasta los 6 años. Luego nos mudamos prácticamente al campo en el año 1965. El lugar preciso es Sourigues (Pdo. De Berazategui) a pocas cuadras de la entrada al Barrio Marítimo de Hudson. En esa hermosa casa rodeada de árboles viví una infancia y adolescencia muy feliz. La unión del grupo familiar conformado por mi padre, madre y una hermanita menor era muy sólida. Ambos me inculcaron sus nobles valores, crecí con ellos. Mi mejor amigo era mi padre ya que en ese lugar había muy pocos habitantes fijos. Estaba rodeado de casas quinta cuyos dueños solo venían los fines de semana. Luego vino la escuelita primaria que aún recuerdo hasta las caras de mis compañeros de grado. La mayoría pobres. Pero fue en esa etapa donde comencé a relacionarme con chicos ajenos a mi propia familia. Mis primeros amigos… que bueno recibir sus visitas casi a diario e ir a sus casas. Aunque para poder ir debía atravesar un par de potreros con tanta maleza que los describiría como montes. Pero con un par de esos chicos logré una amistad excelente que hasta el día de hoy perdura.
Luego en 1972 comencé la secundaria en el colegio Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Quilmes Oeste que estaba distante de mi casa (45 minutos de colectivo). Pronto noté que el ambiente era muy diferente… chicos más atrevidos, me costaba mucho relacionarme, pues me sentía como sapo de otro pozo. La mayoría venía de compartir su primaria juntos en ese mismo colegio. Con el correr del tiempo nos fuimos haciendo amigos y cada año que transcurría parecía unir al grupo en forma sorprendente. Se forjó una amistad tan grande que si por la mañana estábamos juntos por horario de clase, por las tardes estábamos juntos para divertirnos. Yo quizas era un poco el más alejado ya que los deportes me fascinaban y debía entrenar 2 veces a la semana para el equipo de hockey sobre césped del Quilmes Atlético Club y otras dos veces para tae-kwon-do. Aún así me sentía genial con esa cálida amistad que nos brindábamos mutuamente con mis compañeros del cole. Cuando comenzó 5to año comenzamos a juntar la plata para el ansiado viaje a Bariloche haciendo “asaltos” en la casaquinta de una de las compañeras. Yo notaba que se iban formando algunas parejitas y me ponía bien, aunque me preocupaba al mismo tiempo no sentir el deseo de estar en pareja. Si bien había chicas muy lindas y de buen cuerpo, las veía como buenas amigas y hasta en alguna ocasión desperdicié oportunidades con chicas que no eran de mi curso pero me la hacían fácil y yo solamente las admiraba… nada más. Confieso que mi viejo estaba un poco preocupado jajajaja ya que solo estaba con chicos en hockey y con compañeros y amigos en casa. Para mi la amistad y el entrenamiento era algo así como el aire, netamente indispensable para seguir viviendo. Las chicas, si me gustaban, pero no sentía el deseo de estar con ellas como novio o pareja. Hasta que en Julio de 1977 una preciosa chica me dio vuelta la tortilla, que sumado al maravilloso ambiente me dio a entender que se había producido un gran cambio dentro de mi ser interior. Lamentablemente, ya sea por inexperiencia y miedo a algo que desconocía, ni siquiera intenté nada. Eso sí estaba confundido (era un boludo pero feliz jajajaja) a tal grado que en 5to año me lleve 5 materias por al menos intentar a salir con chicas. Rendí las 5 en diciembre del 77. Pero, anteriormente en noviembre del 77, la hermana menor de una de mis compañeras me dijo: - Me contó mi hermana que vos no salís con nadie porque no sabes besar…, así que tuve que confesarle toda mi historia a esa chica, que se me acercó me puso contra la pared y me dijo: - no te preocupes… eso se aprende, yo te enseño. Ese fue un momento maravillosamente inolvidable. Me dolió mucho alejarme de ella pero tambien tuve que aprender que no todo puede durar para siempre. Ya en Junio de 1978 me tocó la colimba como policía militar de infantería de marina en la Escuela Naval Militar de Río Santiago. Fue en ese entonces que mis viejos decidieron mudarse nuevamente a Quilmes centro. Yo no entendía nada, mi viejo amante de la naturaleza y el aire libre, dejar todo ese paraíso con árboles, piscina y una casa majestuosa por un departamento en medio del bullicio de la ciudad. Me puse muy mal animicamente, pero luego me di cuenta que mi padre estaba enfermo y que ya no tenía la fuerza de antes para mantener semejante casa y parque. Por otro lado sabía que estaría más cerca del club de hockey y más cerca de chicas que me gustaban. Luego me di cuenta que lo de mi viejo era mas serio de lo que pensaba. Y así fue que el 31 de mayo de 1980 perdí por primera vez a alguien que realmente amaba con toda mi alma. Murió en su cama pero abrazándome, aún recuerdo su última mirada, la llevo en el alma marcada a fuego.
Quizas en ese momento odié a todo el mundo, no encontraba consuelo en nadie ni en nada por más que mis primos no me dejaban solo. Pero mi vida perdió el rumbo, se me derrumbó la base sobre la que había edificado todo lo que llevaba por dentro. No me interesaba nada, ni nadie… Salía por las noches sin darme cuenta lo preocupada que estaba mi madre porque en oportunidades no llegaba hasta el amanecer del otro día. Me costó muchos años enderezarme y recuperar los valores perdidos ya que me alejé del mundo, mejor dicho de mi mundo…
Quizas es por eso que hoy, después de tantos años, aún sigo preocupándome por aquellos que fueron importantes en mi vida, no quiero perderlos sin darles a entender que aun después de tanto tiempo siguen existiendo para mi y aun siguen siendo una de las partes mas hermosas de ese maravilloso mundo que construí una vez, y… que aún sigue dando vueltas.